sábado, 9 de enero de 2010

LOS OJOS DEL GUADIANA. Un llanto sin agua.


ELEGIA A LAS TABLAS DE DAIMIEL.


En un lugar de la Mancha cuyo nombre será imborrable, nos hemos reunido hoy, acabando ya la primera década del siglo XXI, este grupo de personas para dar testimonio público de nuestro rechazo a la situación de deterioro actual que sufre este singular oasis en el corazón de la península: Las Tablas.
Vosotras , generosas siempre con los humanos a los que has ofrecido alimento en todas las formas que adopta la vida animal, proporcionado refugio, facilitado fibras vegetales y materiales en forma de leña o medicinas; tú que nos regalaste tantos olores y sonidos y fama…y que en pago has recibido incomprensión, desprecio y agresiones forzadas por el “progreso”.
Denunciamos que tu estado fatal es fruto de la dejadez, la inoperancia, la ilegalidad, la falta de escrúpulos, la agonía y la incompetencia, de administradores, explotadores y tecnócratas, y aún sigues siendo usada de bandera para obtener beneficios y ventajas para ellos mismos.
¿Te reconocerán los Infantes y Maestres y Reyes que te admiraron y mandaron cuidarte? ¿Y los Settier, Pérez Escrich, Chapman, Buck o Bernis, podrían seguir contando admirados tus riquezas? ¿Y Félix, podría mirarte a la cara y seguir predicando tu salvación?
¿Encontrarán matas los masegueros y los eneeros? ¿Y los recolectores de caracoles y malvavisco, podrán conseguir de nuevo el alimento o el remedio?
¿Y los pescadores, podrán encontrar las trochas y caminos para navegar de nuevo? ¿Qué pensarán, desde el lugar que se encuentren ahora, El Perdío, El Checa, Los Gambetas, El Duende y tantos otros; volverán Los Escuderos a moverse como nutrias por el río?
¿Quedará alguna memoria de quienes vivieron y murieron en tus islas y riberas compartiendo contigo noches heladas y primaveras preñadas de vida, se mantendrá algún rastro de sus casas y embarcaderos?
Ahora, tras el saqueo, acudimos humildes, respetuosos y avergonzados por no haber sabido o podido o querido hacer lo correcto para conservar el esplendor de tu vida, ahora ya incumplidas las promesas de protegerte, violadas las leyes y compromisos, ahora, venimos aquí para que nos aceptes estas gotas de agua que hemos rescatado cada uno de nosotros para ti como una ofrenda, intentando redimirte, consolarte, decirte que lo lamentamos, no por ti, pues tu vida tiene otra dimensión, sino por nosotros mismos que hemos perdido tu espejo y tus cantos, tus húmedos atardeceres y tus misterios

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