Una breve introducción a la geografía e historia de la comarca de los Llanos
Los árabes ya llamaron a esta comarca Al-basit, “la llanura”, porque la de Aguas Nuevas es una zona llana. Llana y además con un tesoro en sus entrañas; el de una enorme laguna subterránea que llegó incluso a alcanzar el nivel del suelo de forma permanente en las ya desaparecidas lagunas del Acequión y El Salobral y que en primavera y otoño, con las lluvias, afloraba casi en cualquier sitio.
Es por todo esto que la aventura del hombre en esta tierra no fue fácil. Durante siglos, tuvo que enfrentarse a un medio natural hostil de temperaturas extremas, terrenos pantanosos, inundaciones y enfermedades transmitidas por todas las especies de mosquitos que hallaron su casa en los charcos de la llanura.
Pero el agua es siempre vida por muy encharcada que se encuentre y es precisamente en las cercanías de la extinta laguna del Salobral donde encontramos los primeros restos de asentamiento humano en la comarca.
Hacía el sur, el lineal horizonte de los Llanos se ve roto por la meseta, “muela” que llamamos en Geografía, donde se sitúa el castillo de Las Peñas de San Pedro. Los orígenes de esta localidad hay quien los vincula con el dominio cartaginés de la Península y de la antigüedad del poblamiento en el lugar nos hablan dos cerámicas de la Edad de Bronce que se conservan en el museo de Albacete.
También los Llanos, a mitad de camino entre la meseta, Andalucía y Levante, habían sido ya desde época de los romanos lugar de paso, como deja constancia la vía Heraclea que desde Cástulo (cercanías de Linares, en Jaén) llegaba a Saetabis (Játiva) atravesando nuestra comarca y de la que se han encontrado restos en las cercanías de Santa Ana.
La vía Heraclea se mantuvo como vía de comunicación durante los tiempos en que los visigodos y luego los musulmanes anduvieron por la península. Se dice y se cuenta que hasta el propio Abderramán I pasó por la vía Heraclea cuando desde Valencia tuvo que acudir a un Al-Karas que andaba revuelto. Y fue en esta época, cuando los habitantes de la península éramos musulmanes en su mayoría. Cuando se fundó en los pantanosos terrenos de Al-basit la pequeña aldea de agricultores y ganaderos que luego fue nuestra ciudad. Al-basit pasó a ser Albacete cuando la conquistó Alfonso VIII a comienzos del S. XIII pasando a depender del pueblo de Alarcón, en Cuenca, que entonces era una de las ciudades más importantes de Castilla.
A mediados de siglo, Albacete pasó a depender de Chinchilla y con ella las tierras colindantes, las de los Llanos debido a que hacia el sur, dominando el camino a la Sierra, el castillo de las Peñas de San Pedro (fotaleza almohade de relativa importancia) pasó a jurisdicción de Alcaraz y con ella también Alcadozo (nombre de reiminscencias árabes que nos hablan de nuevo de la importancia que la presencia musulmana tuvo en la formación de nuestros pueblos).
A finales del S. XIV las tierras de Albacete eran ya independientes de Chinchilla, siendo fieles a los Reyes Católicos en la guerra civil que sostuvieron para que Isabel llegara al trono castellano.
Las Peñas, como población más importante de las que tenía Alcaraz, buscó siempre su independencia, destacándose en su ayuda a Pedro el cruel en la lucha que mantuvo contra su hermano Enrique de las Mercedes del que era partidario Alcaraz.
Sin embargo Las Peñas de San Pedro no consiguió la condición de villa independiente hasta 1537, ya en época de Carlos V, cuando alejado el peligro musulmán, la población comenzaría a bajar al llano desde el castillo. Alcadozo continuó como aldea dependiente de las Peñas y no alcanzaría su independencia hasta 1847, ya en fechas recientes.
Las Peñas, como población más importante de las que tenía Alcaraz, buscó siempre su independencia, destacándose en su ayuda a Pedro el cruel en la lucha que mantuvo contra su hermano Enrique de las Mercedes del que era partidario Alcaraz.
Sin embargo Las Peñas de San Pedro no consiguió la condición de villa independiente hasta 1537, ya en época de Carlos V, cuando alejado el peligro musulmán, la población comenzaría a bajar al llano desde el castillo. Alcadozo continuó como aldea dependiente de las Peñas y no alcanzaría su independencia hasta 1847, ya en fechas recientes.
Mientras tanto, la comarca de los Llanos seguía sufriendo inundaciones periódicas y la laguna del Salobral había alcanzado una extensión tan considerable que muchas de sus casas se habían hundido. Para acabar con el problema, hacia 1806, se comenzó a excavar el canal del Salobral con el fin de desecar la laguna y facilitar la vida en la zona.
La guerra de la independencia truncó la construcción del canal y en 1861 los vecinos del Salobral lo pasaron realmente mal cuando la laguna ocupó de nuevo el lugar que el hombre le había quitado, inundando el pueblo.
Fue ya en el S.XX cuando se construyeron los canales definitivos que desecaron para siempre la laguna del Salobral y permitieron la vida en la zona, siempre vinculada a la explotación de las aguas del que se ha dado en llamar “Mar de los llanos”.
En los años sesenta sorprendió a los albaceteños la afloración de un enorme caudal de agua en el paraje de “El pasico”, un año más tarde el territorio de los Llanos era declarado de interés nacional con el fin de explotar el tesoro acuífero de la zona, iniciándose de inmediato el proyecto de una escuela de capacitación agraria y un poblado de colonización que no podía tener otro nombre que el de Aguas Nuevas.
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