martes, 14 de febrero de 2012

CLEOPATRA, la última reina de Egipto.



Pensar en Cleopatra es pensar en César yu en Marco Antonio consumidos de amor por una mujer que la literatura (aquel Nunca digas que fue un sueño de Terenci Moix) y el cine en el que Cleopatra será siempre Elisabeth Taylor, nos han presentado como fascinante y hermosa, en una corte de lujos que dejó sin habla a los austeros romanos.

Tal vez lo de la corte fuera cierto, pero lo que se conoce hoy de Cleopatra está bastante alejado de la imagen física que tenemos de ella. Los cuadros románticos, la fantasia de Terenci Moix y Elisabeth Taylor poco o nada tienen que ver con la realidad. Por lo visto Cleopatra era más bien gordita y sus rasgos tampoco eran los de una reina de la belleza, aún así volvió locos a los hombres más inteligentes y mujeriegos. Algo debía tener, desde luego.

Cuando César llegó a Egipto persiguiendo a los partidarios de su enemigo Pompeyo, Cleopatra andaba envuelta en una serie de intrigas por el trono de Egipto, en el que gobernaba junto a su hermano Ptolomeo XIII.

Enseguida de llegar César a Egipto, Cleopatra se puso su parte, siempre y cuando le ayudara a quitarse a su hermano de enmedio y así reinar ella en soliotario. Por razones políticas y tal vez sentimentales, César, el divino calvo dijo que si.

Se ha hablado mucho de como Cleopatra se presentó por primera vez ante César; envuelta en una alfombra que cargaba uno de sus esclavos y al desenrrollarse aparecía ella. Desde luego esto debió impresionar a un César que ya venía de vuelta de muchas cosas y de las mujeres se lo sabía casi todo.

Los dos aliados y amantes se enfrentaron entonces a Ptolomeo XIII en la llamada "guerra alejandrina". En principio parecía que la superioridad de los ejércitos ptolemaicos iba a vencer, pero las excepcionales dotes militares de César acabaron con la muerte en combate del que fue último faraón egipcio. César se esntó en el trono a Cleopatra, que para cubrir las apariencias y cómo era habitual en la corte egipcioa, se casó con su hermano Ptolomeo XIV que tenía un año.

César y Cleopatra tuvieron un hijo, Cesarion, la gran esperanza de ambos, que la crueldad de Octavio, luego Augusto, se encargó de borrar de la faz de la tierra.

Pero...¿se enamoró realmente el divino calvo de la reina de Egipto? No está nada claro, desde luego, puede que los dos actuaran por interés, por curiosidad..o por una atración fisica que no necesariamente tenía que ser amor. Cuando murió César en los idus de Marzo del año 44 a.c, Cleopatra asoció al trono de Roma a su hijo Cesarion como regente, sin recordar que Roma era una república todavia, dehecho y de corazón y que la situación de César al mando de Roma había sido una situación excepcional provocada por la crisis, con lo que Cesarión lo tenía muy complicado para reinar.

La historia no paró tras la muerte de César, ni para Roma ni para la Cleopatra. Ahora fue Marco Antonio, uno de los miembros del triunvirato que siguió a la muerte de César, el que acudió a Egipto, buscando dar muerte a los asesinos de su protector y este si que se enamoró de Cleopatra, claro que se enamoró....Tanto que acabó casándose con ella y su romance ha sido uno de los más arrebatados y comentados de la historia ¡Ay si algunos que se salvan todos los días hubieran vivido entonces...!

Marco Antonio y Cleopatra se amaron e incluso tuvieron tres hijos de los que poco o nada se sabe, pero a Cleopatra no le bastaba con el amor, ni a Marco Antonio tampoco y cegado por el amor y por la ambición apoyó a la reina en todos sus intentos de querer convertirse en la emperatriz y juntos desafiaron a la propia Roma, que no estaba acostumbrada a ceder ante los sueños de nadie y envió un ejército a Egipto, al mando de Octavio Augusto y en la batalal de Actium acabó con el ejército de los amantes.

Cleopatra había sido siempre una reina en todos los sentidos y como tal murió; haciendo de su suicidio un acto teatral que ha sido recordado por los siglos de los siglos; un aspid venenoso mordió su seno desnudo a la vista de todos.



Ya dijimos que Cleopatra no fue una mujer hermosa, que algo debía de tener y claro que lo tenía, tenía....ingeligencia, astucia, saber hacer y una seguridad tremenda en si misma que la hicieron conseguir más cosas que cualquiera de las bellezas de la antiguedad.



2 comentarios:

antrophistoria dijo...

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Un saludo!!

antrophistoria.blogspot.com

A orillas del lago Baikal dijo...

Encantada.