jueves, 8 de enero de 2009

Ivan el Terrible






La macabra historia de Iván 'el Terrible'

Nacido en 1530, Iván el Terrible no sabemos si fue un gran personaje o un gran criminal, lo cierto es que se trató de un hombre que despierta el interés y la fascinación de quien estudia la biografía de una vida agitada, intensa y llena de un profundo odio y dolor.
Padre de la patria rusa y primero de todos los zares que gobernaron Rusia durante casi cuatro siglos, ha sido recordado por los episodios más oscuros de su vida. No en vano, Iván IV Vasilievich (Иван IV Васи льевич) ha sido recordado como Iván 'el Terrible'. Sin embargo, se trata de una errónea traducción de su apodo original, 'Grozny', cuyo significado es 'duro' o 'severo'.



La infancia del joven príncipe fue un infierno. Su padre, el rey Vasily III murió cuando Iván contaba con sólo tres años de edad. Cinco años más tarde su madre Elena fue asesinada por la nobleza, que ansiaba el trono. Iván quedó marginado por los boyardos (nobles), y fue humillado, apartado e insultado... Por todo ello Iván creció en un ambiente hostil y con el continuo miedo a poder morir cada día.
Aunque dictó asesinatos indiscriminados a campesinos desde los doce años, fue un año más tarde cuando dio su primer golpe de autoridad. Entonces, en mitad de una cena con los nobles, las tropas entraron en el salón a una orden de Iván y apresaron a Andrei Shuinski, un importante boyardo que aspiraba a derrocar al que sería el primer zar. Fue llevado al exterior y arrojado a una jauría de perros de caza, que lo descuartizaron y lo devoraron vivo.
De esta forma, el joven príncipe recreó uno de los pocos juegos de los que pudo disfrutar en su infancia. Su macabro entretenimiento consistía en arrojar perros desde las murallas del Kremlin para deleitarse viendo cómo perecían por el impacto, o mejor todavía, viendo como agonizaban en el suelo hasta morir.

La perturbada mente del Terrible se alimentaba del horror y el dolor ajenos. Muchos boyardos fueron aniquilados durante su reinado e Iván se apropió de todos sus bienes y riquezas.
En 1547 fue coronado rey de Moscovia (no era Rusia todavía), y fue el primero llamado 'Zar' (variante del César latino que significa 'hombre que no rinde tributo a nadie') sin duda influido por su amigo el arzobispo Macario, quien quería que Iván convirtiese Moscú en la tercera Roma, tras la propia Roma y Constantinopla. Esa idea empujó a Iván a seguir una política exterior agresiva, dirigida a una gran expansión territorial.
Sus vecinos, los kanatos de Kazán y Astrakán, fueron conquistados entre 1552 y 1554 (los kanatos eran reinos mongoles gobernados por un kan, equivalente al concepto occidental de monarca). El desastre para Iván llegó en una interminable guerra de casi 25 años contra Polonia, Lituania, Suecia y Livonia (Estonia y Letonia actuales). La guerra arruinó a Rusia, aumentó el descrédito del zar y le creó más enemigos. En esta guerra no hubo ningún tipo de piedad para los derrotados. Durante un cuarto de siglo las víctimas se contaron por decenas de miles.



Pero si alguien sufrió a Iván fue el propio pueblo ruso, en buena parte por la creación de la Oprichnina, la policía política creada y controlada personalmente por el monarca. Sus miembros, los oprichniki, vestían trajes negros y cabalgaban sobre corceles igualmente negros. Portaban como símbolos una escoba (para limpiar Rusia) y una cabeza de perro (símbolo de la vigilancia constante). Controlados por el propio Iván, sumieron a Rusia en el pánico. Produjeron decenas de miles de ejecuciones arbitrarias. Enormes territorios fueron controlados por ellos... un tercio de Rusia quedó bajo su control, es decir, bajo el poder y la propiedad de Iván.
Los crímenes de la Oprichnina no tienen límite, y la crueldad de sus miembros es difícilmente comparable en la historia. Miles de personas fueron empaladas, ahogadas, estranguladas, azotadas hasta la muerte, quemadas vivas o incluso asadas (quemadas a fuego lento). Especialmente la nobleza fue casi aniquilada.
Pero la carnicería más famosa de la policía política, el mayor punto oscuro del reinado de Iván IV, fue el capítulo de Novgorod, una ciudad que durante años sufrió especialmente la crudeza de la guerra por su cercanía con el frente. Viendo Iván que las gentes de esta ciudad estaban descontentas con él, la declaró 'ciudad traidora'. La Oprichnina llegó a la ciudad y la arrasó hasta los cimientos. En la masacre de Novgorod murieron 60.000 personas cruelmente asesinadas... sin duda una buena muestra de la ira del zar contra su propio pueblo.
Sin embargo, el mayor símbolo de la locura de Iván llegó en 1581, cuando mató a su propio hijo. Éste le recriminó los constantes maltratos a su mujer embarazada, El rey, ciego de ira, le golpeó en la cabeza con su bastón de hierro, y lo hizo con tal fuerza que le causó la muerte.
Dicen que la muerte de su heredero acrecentó al límite su locura. Desesperado, ansioso, enfermizo... pasaba las noches gritando, arañando y golpeando las paredes de su cuarto, tirándose de los pelos y de la barba. Enloqueció ahora sí por completo y se sumió en la más profunda tristeza hasta su muerte. Falleció tres años más tarde, en 1584.



La leyenda de Iván el Terrible Cuando Iván IV Vasilyevich nació, dicen que el cielo estaba turbulento, enrarecido... había malos augurios. En muchos países se habló con miedo del infante que nació ese día y que había de dirigir los destinos del reino de Moscovia. La mujer del rey del kanato de Kazán dijo que ese niño, que había nacido con dos dientes, destrozaría Kazán con uno de ellos, pero con el otro destrozaría a la propia Moscovia.
En los últimos días de su vida, sumido en la enfermedad, la locura y la depresión, y al ver que estaba próximo a la muerte, fueron llamadas de urgencia sesenta brujas de Laponia para intentar alargar su vida. Sin embargo, ellas negaron que hubiese alguna posibilidad de sanar al monarca, y dieron un oscuro augurio fechando el día que iba a fallercer. Fijaron el día 18 de marzo como el último del Terrible, y el augurio se cumplió. Ese mismo día Iván pareció sanar durante un instante para al cabo de unos minutos morir definitivamente.
Enterrado junto a su hijo al lado del altar de la catedral de San Miguel Arcángel, se dice que durante años se pudieron oír los terribles gritos y lamentos del desdichado Iván IV, el hombre que ha pasado a la historia como 'el Terrible'.

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